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Carlos Rojas

La “Y” en vez de “O”

By CruceñoExplora

En el Colegio Santa Cruz de Chicureo, comprendemos que muchos de los fenómenos que nos generan incertidumbre hoy en día tienen su origen en la división y disociación, asumiendo incorrectamente que estamos separados unos de otros. La realidad, sin embargo, es opuesta. Enfrentamos enfermedades mentales y soledad cuando nos percibimos como entidades separadas, incapaces de integrar nuestras sensaciones, sentimientos y pensamientos, creando relaciones tóxicas con nosotros mismos y con los demás. Estas divisiones nos están destruyendo como personas y sociedades, olvidando que estamos todos interconectados, y que nuestras acciones tienen repercusiones para todos.

La Re-evolución de la «Y» es una propuesta Cruceña que busca generar una conversión, promoviendo un cambio en nuestra forma de relacionarnos. Al reconocer que somos seres interdependientes y orgánicos, y no máquinas, podemos empezar a construir un mundo nuevo basado en la colaboración y el apoyo mutuo. Aunque algunos argumenten que la competitividad y el egoísmo son inherentes al ser humano, también existe una «Y» que demuestra nuestra capacidad de cambio y cooperación cuando actuamos desde el amor verdadero. La compasión por nuestro futuro y por las generaciones venideras nos motiva a sumar y multiplicar el bien, en lugar de dividir y restar.

La «Y» es la clave para acceder a esta red amorosa que nos sostiene. Nos ayuda a no poner barreras en nosotros mismos y a ser conscientes de nuestras múltiples facetas y relaciones. Integrar, aceptar y reparar nuestras dimensiones es el propósito de la vida y el camino hacia la felicidad, alejándonos del consumo y el individualismo que nos destruyen. La «Y» nos permite construir puentes con los demás, aprendiendo de sus riquezas y experiencias. Este tejido humano de mutua aceptación nos guía hacia un modo de vida colaborativo, donde la relación con la tierra y los más vulnerables es fundamental.

Vivir nuestras relaciones con la «Y» nos permite integrar y sumar aspectos, promoviendo el respeto y la comprensión mutua. El diálogo y la escucha se convierten en los canales para construir una comunidad inclusiva. La «Y» nos enseña a cuidar nuestras relaciones y a armonizar nuestros vínculos, superando posturas radicales y creando una comunidad de aprendizaje y enriquecimiento mutuo. Al ver a los demás como hermanos, parte de nuestro propio ser, nos esforzamos por entendernos y coexistir, enfrentando los conflictos como oportunidades para fortalecer nuestras relaciones y construir un mundo más justo y amoroso.